Αποτελέσματα Αναζήτησης
Y con su colmillar de anclas la pita, si el alambre dentado no es, a espada. deseos de restar mundos evita. Ciudad episcopal, Murcia prelada; laberinto que en ti mismo te pierdes; hoy va en cruz por tus rejas mi mirada, bajo el abril de tus persianas verdes.
bajo la mala sombra de mi frente! En un ay paso el día más sereno: un ay me empina y ¡ay! otro me acuesta: un ay se va y otro ay viene en seguida. Dolor del mundo de criaturas lleno; dolor del Dios y de la carne esta, que me tendrá en un ay toda la vida.
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Las hojas muertas se recogen con un rastrillo. Los recuerdos y las penas, también. Pero mi amor, silencioso y fiel Siempre sonríe y le agradece a la vida. Yo te amaba, y eras tan linda… Cómo crees que podría olvidarte? En aquel tiempo la vida era más hermosa Y el sol brillaba más que hoy Eras mi más dulce amiga, Mas no tengo sino ...
¡Ay!, en el mar del mundo, en ansia ardiente de amor volaba; el sol de la mañana llevaba yo sobre mi tersa frente, y el alma pura de su dicha ufana; dentro de ella, el amor, cual rica fuente que entre frescuras y arboledas mana, brotaba entonces abundante río de ilusiones y dulce desvarío.
LA OBRA. Abel Martín dejó una importante obra filosófica (Las cinco formas de la objetividad, De lo uno a lo otro, Lo universal cualitativo, De la esencial heterogeneidad del ser) y una colección de poesías, publicada en 1884, con el título de Los complementarios.
nemos examinar la presencia del sol en esta poesía y la naturaleza de sus relaciones simbólicas con el astro de la noche. Veamos sus varias manifes-taciones a lo largo de la obra de García Lorca. En el Libro de poemas (1921) el sol adquiere un matiz religioso que se revela en dos maneras de significación. En consonancia con el senti-